lunes, 30 de julio de 2012

Trailer Cuando Duele el Corazón (Beautiful Boy) Mexico Subtitulado

Recién estrenada en tierras mexicanas, esta impactante historia narrada desde el punto de vista de unos padres que han perdido a su hijo y cuyo hijo ha terminado con su propia vida y la de otros hijos/as de otros padres... Lamentablemente este tipo de historias se encuentra de actualidad, especialmente en los Estados Unidos y, por obra y milagros de la globalización, en el resto del mundo.

¿Puede un sólo acto borrar el discurso coherente de una vida? ¡Tal parece que sí! La ruptura de una vida completa, de un hilo familiar y educativo, de la identidad personal y social y la contribución hacia ésta última.

Un filme del director estadounidense Shawn Ku e interpretado por Michael Sheen (Bill) y Maria Bello (Kate); quienes nos acercan a la otra cara de la realidad, la de los padres del asesino, intercalando momentos donde la mezcla de pensamientos y emociones llega a ser tan intensa y tangible que casi los hacemos nuestros. Momentos de culpa, rabia, reproche, intenso dolor, vergüenza, pero también de amor y esperanza.

Por lo pronto, quedo esperando ansiosamente a que llegue a España y poder zambullirme en ella.



jueves, 26 de julio de 2012

Dulce Camacho: "Las manifestaciones de amor y de cariño reconfortan a los moribundos" (La Vanguardia · 09/07/2012)

La psicóloga Dulce Camacho fundó en 1998 el Centro de Atención al Duelo Alaia para dar apoyo a las personas enfermas de gravedad y a las que se encuentran en proceso de duelo por la pérdida de un ser querido. Diez años después la ONG fue declarada asociación de utilidad pública por el Ministerio del Interior. A ella, que perdió a su hija Sara y encontró alivio compartiendo su dolor con personas que habían pasado por la misma experiencia, le gusta citar a Doug Manning: " No me quites mi duelo. El duelo es tan natural como llorar cuante te lastimas, dormir cuando estás cansado, comer cuando tienes hambre, estornudar cuando te pica la nariz. Es la manera en que la naturaleza sana un corazón roto".

Así comienza la entrevista realizada por Judith Martínez del Diario La Vanguardia, para leer más:

 Entrevista Dulce Camacho

http://www.alaia-duelo.com/index.html



miércoles, 25 de julio de 2012

III JORNADAS DE FORMACIÓN EN DUELO Y PÉRDIDAS DEL COLEGIO OFICIAL DE PSICÓLOGOS DE CATALUÑA - MAYO 2012. APRENDIZAJES E IMPRESIONES PERSONALES VI

En primer lugar, disculparme por la demora en la actualización del blog durante el último mes; la vida real, más importante que la virtual me ha demandado mucha atención y energías, relegando esta bitácora al último lugar de mi lista de cosas por atender y cuidar. No obstante, ya estoy por aquí haciendo de las mías...

La última ponencia de estas jornadas, nos lleva a reflexionar sobre un tema controvertido, los/as niños/as y el duelo. No obstante, cada vez son más los padres y madres que están abiertos a acercar a sus hijos/as a las experiencias adversas, normalizando con ello la expresión de las múltiples manifestaciones que ocasionan, permitiendo que participen como miembros de la familia y no como satélites de ella y aportando un aprendizaje de valiosísimo: la importancia de desarrollar un estilo de afrontamiento adecuado ante las adversidades de la vida y la educación en valores como el respeto, la confianza, la empatía, la tolerancia a la frustración, la unión, el cuidado, el amor,...


EL DUELO EN LA INFANCIA. Joseph Knobel Freud. Psicólogo Clínico-Psicoanalista.

Para Joseph Knobel las incógnitas que han de acompañarnos toda la vida están ya presentes desde la infancia y giran alrededor del origen de la vida y de la muerte. Los/as niños/as, con su aguda capacidad de observación, perciben más cosas de las que los adultos pensamos. Los problemas respecto a los duelos en la infancia comienzan cuando los adultos, con la excusa de "preservar" a los/as niños/as no les hablamos directamente de la muerte; lo que complica enormenmente el afrontamiento de la pérdida y el trabajo de elaboración del duelo.

Cuando el adulto miente, provoca más dolor en el/la menor, expresando de diferentes maneras el dolor que le causa, a través de diversos síntomas el/la niño/a nos muestra cómo capta, percibe y  lo que sabe de esa realidad que le ha tocado vivir; y suele ser mucho más de lo que solemos creer. Como psicóloga especialista en tanatología he visto cómo padres y madres incapaces de hacer frente y asumir la realidad de una pérdida ingenian mil y una formas para que su hijo/a vivan una realidad paralela, al margen del impacto emocional y social que suscita la muerte de un ser querido, construyendo un "mundo profiláctico" donde preservar su inocencia y su bienestar, construyendo castillos en el aire... Estoy totalmente convencida de que en esta vida no se puede hacer "profilaxis del amor/desamor", son dos caras de una misma moneda, dos opuestos necesarios para valorar esa vida que se nos ha regalado y a la que debemos homenajear cada día, abriendo nuestra mente y nuestro corazón a las múltiples experiencias que se nos brindan, algunas más agradables que otras, pero todas indispensables para nuestro enriquecimiento y crecimiento posterior.
Hablar de la muerte de un ser muy próximo y querido no es crear o aumentar el dolor; por el contrario, la verdad alivia al niño/a y lo/a ayuda a elaborar la pérdida.

¿Qué ocurre cuando el adulto se niega a esclarecer esa muerte? Se produce un estancamiento del primer momento de elaboración del duelo, que es la aceptación de que alguien ha desaparecido para siempre. Pero además de quedar encallado en esta fase del proceso, corremos el peligro de obstaculizar todo el proceso de conocimiento, de la capacidad de pensar y razonar, provocando un bloqueo. Es necesario aclarar que todo depende de la etapa evolutivo del/la menor, ya que como es sabido existen demostradas diferencias entre el proceso de duelo de un/a niño/a y un/a adolescente. Un referente sobre el proceso de duelo en la infancia es el libro de la psicoanalista argentina Arminda Aberastury: "La percepción de la muerte en los niños" (Ed. Karfieman, Buenos Aires, 1973).


A través de diversas viñetas clínicas, el Sr. Knobel nos mostró diferentes situaciones en la que los/as niños/as han debido enfrentarse a la realidad de la muerte. Casos en los cuales se decidió ocultar una muerte y/o nunca se había hablado de ella. Los/las niños/as perciben pérdidas anteriores a su nacimiento, cuando su biografía todavía no se ha entrelazado con la familiar. La no elaboración y manejo de estas pérdidas significativas para la unidad familiar y para los miembros que la experimentaron hace que el dolor, el miedo, el tabú se conviertan en un "duelo congelado", un dolor mudo que pasa de generaciones en generaciones atado por la ley del silencio. Tal y como apunta el psiquiatra estadounidense Murray Bowen: "Nunca he visto a un niño dañado por la exposición a la muerte, lo que sí he visto son niños dañados por la ansiedad de los supervivientes".


Tanto si es la aceptación de la propia finitud como si lo es de otra persona significativa para el/la niño/a desde la psicoterapia psicoanalítica es importante entender y atender las fantasías infantiles en torno a la muerte. Fantasías que se manifiestan en casa, el colegio y/o en las sesiones de psicoterapia o que relatan en sueños, miedos, cuentos y juegos. Fantasías en las que diversos sentimientos están en juego, pero fundamentalmente la culpa, como un sentimiento que tendremos que ayudar a vencer desde nuestro trabajo con los/las niños/as. Manteniendo siempre la posibilidad de diálogo sobre temas que, generalmente, nuestra propia angustia hace más temibles. Por tanto, es importante significar la muerte a los/las niños/as a través de la proyección de sus características infantiles, sus miedos, su incapacidad para afrontar la muerte de un ser querido o la propia.

La actitud sobreprotectora no reduce el dolor por lo sucedido, más bien lo incrementa. Arminda Aberastury considera que "algunos adultos creen que el recuerdo y la palabra causan más dolor, obviando que no hablar es mucho más doloroso". Éste sería el caldo de cultivo de la psico-somatización. Los/las niños/as callan para no preocupar a sus padres, no obstante transforman lo sufrido de manera pasiva de forma activa, manifestando síntomas de diversa índole como: trastornos alimentarios y del sueño, pesadillas y terrores nocturnos, anorexia/bulima tempranas, problemas escolares (disminución de la atención, concentración y memoria), conductas regresivas (enuresis, encopresis, succión del dedo, lenguaje más infantil), alergias, etc.

La técnica psico-terapéutica de desinvestir o retirar la líbido del objeto/sujeto perdido, e investir o crear un objeto/sujeto interno ligado con el deseo de vivir, parece ser un buen recurso basado en el trabajo del recuerdo e historia personal del/la menor. Si éste/a es muy pequeño/a se realiza una construcción nueva de ese objeto/sujeto imaginario. Ésta técnica ha sido utilizada por la psicoanalista argentina María Lucila Pelento, en su abordaje de los duelos desarrollados por el terrorismo de estado de su país (personas desaparecidas, secuestros, restitución de la identidad, pertenencia y filiación, etc).

Para finalizar, el Sr. Knobel  realizó una puntualización imprescindible, la necesidad de respetar los silencios de los/as niños/as, la mayoría de las veces quien tiene que verbalizar es el adulto, pues los niños nos hablan con sus dibujos, sus juegos, su comportamiento cotidiano: "El/la niño/a nos habla cuando quiere, puede y los adultos le dejan".


Así mismo, al transmitir la noticia de una pérdida a un/a menor lo importante es crear un vínculo seguro y de confianza, basado en la sinceridad, donde el/la niño/a tenga la oportunidad de sentirse libre para preguntar y expresar. Esto no quiere decir que le traslademos la información considerándolo/a como un adulto, ¡en absoluto! Podemos transmitir una información veraz sin entrar en detalles escabrosos y en los pormenores que llevaron a la experiencia de pérdida. Es apropiado preguntar previamente al niño/a si desea saber o tiene dudas sobre lo ocurrido y/o lo que está experimentando y que sea él/ella quien de el primer paso. Por tanto nuestras acciones siempre deben ir un paso por detrás, abordando lo que el/la menor necesita y no lo que nosotros creemos que necesita. Personalmente considero esta máxima como un camino aconsejable a seguir ante cualquier situación de pérdida y tanto con niños/as como con adultos.

¿Pero qué decir a un/a niño/a ante una situación de pérdida?

  • Decir siempre la verdad en forma clara y concisa. Al igual que el adulto, los/as niños/as necesitan saber que la persona fallecida no regresará y que su cuerpo será sepultado o incinerado.
  • No brindar más información que la necesaria y permitir que pregunten. Mucha información genera ansiedad y mayor confusión.
  • No usar metáforas ("está dormida", "se fue/voló al cielo", etc). Aunque es el recurso más utilizado, el uso de metáforas suele generar respuestas de miedo irracional o conductas regresivas en el/la menor como enuresis, encopresis, terrores nocturnos, fobias... "El cielo está muy poblado. He tenido chicos con fobia a volar en avión por temor a encontrarse con muertos" (Joseph Knobel).
  • No mentir ("se fué de viaje", "lo trasladaron a otro hospital", "le dieron el alta hospitalaria y está en su casa", etc).
  • Comunicar los propios sentimientos de tristeza, pena, rabia, irritación,... para poder compartirlos y generar un espacio seguro donde canalizar las emociones.
  • Comunicar la necesidad de no hablar y respetar los silencios. De esta forma damos a conocer nuestra situación de intenso dolor a la otra persona, favoreciendo que no se sienta rechazada y que pueda buscar otra persona con quien compartir su dolor.
  • En caso de que sintamos que la situación nos desborda es recomendable consultar con un especialista.