jueves, 24 de noviembre de 2011

LA HISTORIA DE NEREA

 

La historia de Nerea es una historia triste, pero también una historia de superación y luz,...  Ya que ha iluminado el camino de sus padres, Pino y Jorge, ayudándoles a ser  y construir las personas  y la familia que hoy son. No es mi historia, yo sólo fui un agente circunstancial en las vidas de Nerea y sus papás, los mismos que hoy nos regalan este pedacito de sus vidas, de su intimidad, de su pérdida y su ganancia.

En multitud de ocasiones he oido cómo distintas personas, padres o no, han afirmado horrorizadas que no podrían superar el duelo por un/a hijo/a, llegando a experimentar cierta aberración ante la mínima probabilidad de que esta dolorosa pérdida se transformase en una semilla que, con el paso del tiempo y los cuidados adecuados, diera sus frutos al final de un proceso tan lleno de adversidades como de infinitas posibilidades. No es fácil y nuestros protagonistas son un claro ejemplo de ello.

La muerte de un/a hijo/a te desgarra por dentro, sientes cómo el dolor desprende  despiadadamente un pedazo de tu carne, de tu piel, de tu corazón, incluso de tu alma; te hace sentir un vacío aún más profundo que el de cualquier familiar... Como dice el Dr. Montoya Carrasquilla: ES UN DOLOR TOTAL. Algunos padres y madres sienten que pueden dejar atrás a su pequeño/a en el camino hacia la superación de su dolor, temen olvidar sus recuerdos (voz, facciones, olor,...), llegan a experimentar cierta culpabilidad por intentar seguir adelante, por vislumbrar un futuro sin sus hijos/as perdidos/as. A veces su nombre es un tabú para los más cercanos, los cuales temiendo causar más dolor evitan hacer cualquier tipo de referencia; más no se dan cuenta que su nombre es importante para los dolientes que compartimos esa vida. Al nombrar hacemos tangible nuestra pérdida y normalizamos nuestro proceso de duelo, resignificamos nuestros apegos colocando a nuestro/a hijo/a fallecido/a en un lugar de honor, en la esfera de lo etéreo, del recuerdo respetuoso y cálido de las cosas que se han hecho con amor.

Cuando pregunté a Pino y Jorge qué había impulsado la elaboración del video que hoy compartimos, contestaron: "Nerea existió para nosotros, queremos que exista para el resto del mundo (...) Es algo que nos apetecía hacer, un homenaje a la vida que compartimos juntos (...) Hemos llorado mucho haciendo este video, sobre todo, la primera vez que lo vimos. Para nosotros Nerea no es un recuerdo triste, sino un recuerdo alegre que estará siempre en nuestras vidas."

¡Gracias, Pino! ¡Gracias, Jorge! Por vuestra fortaleza individual y compartida, por vuestra mente y corazón abiertos al cambio, al amor, a la vida, a la muerte... Por permitirnos entrar en vuestra casa desde esta pequeña ventana indiscreta que desde el agradecimiento, el respeto y el cariño os presenta como un modelo de superación que ayude a otros en el Camino de las Lágrimas.


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