viernes, 9 de marzo de 2012

LEY DEL ABORTO, UN DEBATE MUY VIVO EN LA SOCIEDAD ESPAÑOLA

El Sr. Gallardón nos da el "privilegio" de abordar la Ley Orgánica 2/2010 de 3 de marzo, que versa sobre la salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo. Su intervención en el Congreso de los Diputados hace algunos días ha causado revuelo en toda la sociedad española, generando ambiegüedad en la interpretación de sus palabras y en los debates posteriores en los distintos foros periodísticos y sociales.
Su propuesta de modificiación de dicha ley, se sustenta en el alegato de defensa a las mujeres, las cuales sufren de una "violencia de género" estructural, erigiéndose como baluarte de las potenciales y reales madres españolas. Tal parece que la ley aprobada hace tan sólo dos años, atente drásticamente contra las madres gestantes. Pero escudriñemos esa ley, plantea algunas definiciones y disposiciones a tener muy en cuenta:

"Salud reproductiva: la condición de bienestar físico, psicológico y socio-cultural relacionado en los aspectos relativos a la capacidad reproductiva de la persona, que implica que se pueda tener una vida sexual segura, la libertad de tener hijos y de decidir cuándo tenerlos.

Artículo 14: Interrupción del embarazo a petición de la mujer. (...) a) Que se haya informado a la mujer embarazada sobre los derechos, prestaciones y ayudas públicas de apoyo a la maternidad (...); b) Que haya transcurrido un plazo de al menos tres días, desde la información mencionada en el párrafo anterior y la realización de la intervención."

¡Por Dios, nos hemos leído e interpretado bien esta ley! ¡Claro que todo es mejorable! ¡Claro que hay que matizar aspectos como el permiso paterno y materno! Lo que deberíamos hacer es velar por su buena implementación. Si no entiendo mal previene la toma de decisiones precipitadas, facilitando recursos asistenciales tanto si decidimos ejercer nuestro derecho al aborto como si decidimos formar una familia. Sé y comprendo que es difícil acercar puntos de vista distintos e ideologías contrapuestas, más debemos ejercer el respeto por todas las posturas que genere este debate. Los/as que defendemos el derecho al aborto, por lo menos desde mi caso, no creo que queramos abortar indiscriminadamente y desde el libertinaje más absoluto, si no dentro de unas garantías personales, sociales, sanitarias y legales que hablen del avance de una sociedad en pro de la calidad de vida de sus miembros. 
¡Por favor, no me insulte usted como mujer libre y madura para decidir sobre mi propia vida, más cuando recortamos en asistencia social y nos bombardean con la amenaza de ver peligrar los servicios básicos que sustentan a una población empobrecida y con una mayor tendencia a la exclusión social! Y se lo suplico, no fomente el enjuiciamiento ni me señale por hacer uso de un derecho que me compete a mí y a mi pareja dentro de estas garantías legales que nos amparan.
El papel lo aguanta todo, pero la realidad de la calle es otra muy distinta que necesita de una red de asistencia óptima a la maternidad, en éso estamos muy de acuerdo. ¿Cómo? Se me ocurren una serie de puntos a revisar, no sólo desde el ministerio de Justicia, sino desde los otros ministerios implicados como el de Sanidad e Igualdad. Ya que revisamos y promulgamos nuevas leyes, podríamos ver detenidamente la Ley 39/1999 de 5 de noviembre para promover la conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras o la nueva ley de la reforma laboral española donde la mujer queda mermada en esos aspectos "estructurales". Por poder, podríamos ofrecer garantías y penalizaciones reales a aquellas empresas que despiden a mujeres embarazadas, fomentando la discriminación desde la entrevista inicial con preguntas tales como: ¿Tiene usted intención de ser madre?, no permitiendo la promoción de la mujer en puestos de relevancia argumentando menor dedicación y profesionalidad al ejercer su derecho a tener hijos/as. Podríamos ofrecer ayudas sociales efectivas, ya sean económicas o de otra índole, para los casos que lo necesiten; quizá mi planteamiento en los tiempos que corren no sea plausible, pero si queremos garantizar y salvaguardar la maternidad y, por ende, la paternidad, estas ayudas deberían abarcar un período más amplio, previo al momento del alumbramiento y posterior a este y, vuelvo a recalcar, sólo los casos que lo necesiten. A la vez podríamos fomentar una conciencia de salud desde el proceso gestante, de una verdadera conciliación de la vida familiar y laboral para la mujer, de ayuda psicológica ante los cambios que se generan desde el instante en que tomo conciencia de mi proceso maternal, por que tal parece que como mujer debo y tengo que tener ese deseo y asumir los cambios asociados al mismo de forma natural.

Aquí os dejo estas disertaciones, con el convencimiento de que cada lector/a reflexionará y ejercitará su capacidad crítica, asumiendo una visión personal según sus creencias, ideologías, cultura, estilo de vida... Éstas son las mías!!!

Un fuerte abrazo.

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