martes, 3 de mayo de 2011

EL DUELO, EL DOLOR Y LAS PÉRDIDAS... (tomado de revistafamilia.ec - 01/05/2011)

El duelo es el conjunto de sentimientos, pensamientos, estados de ánimo, comportamientos y reacciones fisiológicas que experimentamos cuando perdemos algo importante para nosotros. Es una intensa respuesta emocional al dolor de una pérdida. Es el reflejo de una conexión que se ha roto; es un viaje emocional, espiritual y psicológico a la curación.

Cuando una persona experimenta una pérdida importante, si logra hacer una adecuada elaboración del duelo, se produce un cambio milagroso; si no, lo más probable es que no se permita a sí misma sufrir el duelo y, por ende, el don de experimentar la vida por completo, sin el crecimiento y sabiduría que emergen después de habernos enfrentado a una pérdida. Muchos problemas de la vida se originan de un dolor no resuelto y no curado. Cuando no trabajamos el duelo, perdemos una oportunidad para curar el alma y el corazón.

No hay una única forma correcta de realizar el duelo, ni un plazo o un tiempo adecuado para elaborarlo. Cada persona tiene una manera diferente de afrontar el miedo a lo desconocido; a una pérdida, y al dolor, que es un componente inevitable de la vida. La mayoría de las personas se siente hoy en día, muy sola en su dolor. A menudo desconocen y se sienten incómodos en este proceso, al no saber cómo hacer frente al sufrimiento.

¿Por qué se debe elaborar el duelo? Por dos razones. Primero, los que saben llorar bien, viven bien...; y segundo, lo más importante, el duelo es el proceso de curación de corazón, alma y mente. Si no lo pasamos, dejamos una asignatura pendiente en nuestra vida. Todo el mundo experimenta muchas pérdidas a lo largo de la vida, pero la muerte de un ser querido no tiene comparación por el vacío y la profunda tristeza que produce. El mundo se paraliza; se detiene nuestro reloj interno, la vida sigue pero sin sentido.

Los individuos experimentan toda una serie de sentimientos al terminar una relación, un trabajo, una separación, un divorcio, desde no importarles nada, a encontrarse al borde de un ataque de ira o sentirse tristes por todo. En un momento estamos bien y al siguiente rompemos a llorar, así funciona el duelo. A menudo lamentamos lo que no hicimos y lo que nos hubiera gustado decir y no dijimos. Las lamentaciones también son parte de una pérdida.

Tras una pérdida importante, acuden sentimientos que, llevamos toda la vida evitando sentir: ira, tristeza y dolor emocional. Desconocemos que estos intensos, extraños e indeseados sentimientos son parte del proceso de curación. Siempre estaremos de duelo ante una pérdida; no superaremos la muerte de un ser querido, la ruptura de una relación, un divorcio, pero aprenderemos a vivir con eso, construiremos nuestra vida a partir del sufrimiento. Habrá una sabiduría diferente.
 
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