lunes, 25 de julio de 2011

ALGUNAS DISERTACIONES SOBRE EL DOBLE ATENTADO EN NORUEGA

Cuando la muerte llega de manera inesperada y trágica, cuando invade a un grupo, una comunidad, un país... Cuando se globaliza el impacto de su dolor y consternación, se vuelve cercana y compartida. No encontramos razones para justificar un acto como el ocurrido en la isla de Utoya y en el centro de Oslo; ni siquiera el mundo de fantasía, odio y rabia que ciega al culpable de este homicidio colectivo hace más comprensible su actuación. Personalmente, este hecho me suscita un planteamiento: cómo estamos educando a nuestros hijos/as, qué valores queremos inculcar y qué mundo deseamos para ellos/as. Ante todo y sobre todo, el respeto al prójimo es una premisa de oro a la hora de relacionarnos con el otro, un otro que puede ser distinto a mí física, mental, emocional, social, cultural y espiritualmente..., pero tan igual, tan ser humano, tan persona.
Una pérdida de estas características lleva impresa una huella más duradera, un proceso de duelo colectivo, de unión entre las familias y amigos de los fallecidos y de aquellas personas que, aún no perteneciendo al grupo de dolientes de referencia, experimentan su indignación y dolor de manera vicaria, llegando incluso a manifestar sintomatología asociada al proceso de duelo normalizado o a un trastorno por estrés postraumático. La muerte de Miguel Ángel Blanco a manos de ETA, el 11S, el 11M, el accidente aéreo del vuelo de Spanair 5022, los terremotos de Haití y Chile, los tsunamis de Indonesia y Japón, la hambruna en el Cuerno de África... Son sólo algunos acontecimientos que lejanos o cercanos han impreso su marca en nuestros corazones y en nuestra memoria. De todos/as depende que este mundo donde nos ha tocado vivir sea un poquito mejor cada día y que actos tan aberrantes como el que están sufriendo directamente los noruegos sirva para fortalecer los pilares de la sociedad nórdica actual, dando cabida después del intenso dolor y la rabia a la reflexión y crecimiento ante las adversidades.
Mi más profundo respeto para aquellos que han partido, mi más sentidas condolencias y abrazos para aquellos que han quedado...

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