miércoles, 10 de agosto de 2011

EL PARLAMENTO ITALIANO SEPULTA EL TESTAMENTO VITAL (www.publico.es -12/07/2011)

Después de la polémica suscitada por el caso de Eluana Englaro, el Parlamento y la Iglesia italianas no han dudado en dejar clara su postura y su poder.
Es dificil acercar posturas e ideologías, negociar acuerdos, aparcar pasiones y valorar aspectos que puedan mejorar la calidad de vida de un ser humano. En ella incluyo hasta el último segundo, el último suspiro. Especialmente cuando todos tenemos algo que aportar en este sentido, ya que todos, desde el más pequeño al más grande, tenemos una opinión de marcado carácter subjetivo y circunstancial, pero al fin y al cabo, Nuestra, Propia. 
No obstante, parece que nunca llegará el momento de acercarnos a estos temas de vital importancia, pues los obstáculos para un mejor entendimiento siempre estarán ahí. Los entresijos de la bioética son muchos y fundamentados, por éso de su obligada necesidad para encontrar puntos de inflexión y de acuerdo y generar enriquecedores debates que nos hagan reflexionar y nos saquen del inmovilismo conductual y del conformismo ideológico. Lo que no es permisible, ni tolerable es que por salvaguardar otros intereses y valores totalmente extrínsecos a la persona, la gran mayoría de las veces no comprendidos por el pueblo llano al que todos pertenecemos, pueda cerrarse de un carpetazo y a golpe de mando y ordeno, con los ojos y los oídos tapados más no la boca para dictar sentencia, una cuestión tan importante como el derecho a morir dignamente. Con esto no hago una campaña a favor de la eutanasia, más sí a favor del respeto a las personas y a sus circunstancias... Considero que el criterio del profesional sanitario es tan importante como escuchar a aquellos que hacen uso de nosotros en estos momentos tan íntimos y trascendentales, pero no debe ser nunca la única voz que se escuche... ¡¡¡ Dios me libre de esa responsabilidad!!! Hay que dejar que nuestros "seis" sentidos y nuestro corazón permanezcan siempre abiertos y conectados con el aquí y ahora, con la persona que tenemos delante,... No es fácil, pero nuestra labor va más allá de la necesaria y especializada formación, va de la mano de un valor básico: el respeto a nuestro prójimo. Creo, sinceramente, que es un aspecto que tanto la Iglesia como el Parlamento italiano están olvidando a la hora de presentar una ley de estas características... Estaremos expectantes para ver en qué queda todo ésto.

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