lunes, 28 de mayo de 2012

III JORNADAS DE FORMACIÓN EN DUELO Y PÉRDIDAS DEL COLEGIO OFICIAL DE PSICÓLOGOS DE CATALUÑA - MAYO 2012. APRENDIZAJES E IMPRESIONES PERSONALES III

 LA MUERTE: EL OTRO LADO DEL ESPEJO. Silvia Tarragó, psico-analista junguiana y psicoterapeuta.

Silvia Tarragó bajó el telón, el telón de las luces, de la consciencia, de la formalidad a la hora de participar como meros espectadores a su ponencia y nos hizo "desnudarnos", conectando con nuestra respiración y la de nuestros compañeros, haciendo que sus palabras impregnaran lo que de trascendentes hay en cada uno de nosotros, y de esta manera nos habló... Nos habló de Shakespeare, Jung, Freud, Heráclito, Plotino, Homero, de la mitología greco-romana,... a través de un discurso enriquecido con metáforas y plagado de viejas y nuevas historias que entrelazan el mundo de los vivos con el de los muertos, el mundo de los despiertos con el de los dormidos.
Para la Dra. Tarragó estamos muertos psíquicamente y el inconsciente es el que nos conecta con esta muerte. Muerte en las pequeñas cosas de cada día, en nuestras transformaciones diarias; por éso ocultamos, negamos, enmascaramos, como muestra de nuestra incapacidad y rechazo al fenómeno de la muerte como un proceso de crecimiento interno. Apuntando a la necesidad de incorporar a nuestro día a día las teorías del desapego (tal y como nos sugieren algunas corrientes filosóficas y religiosas como el Budismo), que nos ayudan a reconocer la realidad de la pérdida, liberándola de toda emoción y, por tanto, acercándola a una experiencia de trascendencia personal.
En la evolución de la humanidad el concepto de muerte ha ido variando tanto en su ritualización como en su incorporación, o su negación, en relación y proporción a la idea de la vida; pero el interés por el gran viaje "al otro lado del espejo", el afán del ser humano por comprender qué ocurre, trascendiendo la muerte, es también una constante arquetípica en todas las culturas. Los antepasados siguen formando parte de nuestra vida activa gracias al recuerdo. La conservación de las tumbas, de los cuerpos, de las figuras e imágenes de los seres que ya no están con nosotros siguen marcando la presencia de alguien que no está, pero que se encuentra presente. Todas las religiones se han ocupado de ello. Este afán por conocer y trascender la muerte tendría como polo contrario el concepto transpersonal de eternidad. La muerte como la gran "humillación yoica" que nos recuerda nuestra no-eternidad. No sabemos qué o quienes seremos, o si seremos, pero lo único que es seguro es que ya no seremos "yo". Como diría Plotino: "Los animales son mortales y no son conscientes de ello; los dioses son inmortales y son conscientes de ello, pero el pobre hombre, a mitad de camino entre ambos, es mortal y es consciente de ello y en ello radicaría su angustia existencial básica."
Lo que en realidad vivimos es la muerte del otro - "la otredad". Vivimos un hecho externo a nosotros mismos. El otro ha traspasado el espejo y nos hemos quedado sin interlocutor porque, de ninguna manera, podremos acompañarle en su experiencia. La consecuencia que va a tener para nosotros esa no existencia del otro es su absoluto silencio. Será imposible saber nada sobre su experiencia en la muerte.
La analogía entre la muerte y los sueños es antigua. Está escrita en libros religiosos, así como en el arte y en la literatura. Se sueña solo. Nadie puede acompañarnos. 
"¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción y el mayor bien es pequeño. ¡Que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son!"  (Calderón de la Barca).
"Estamos hechos de la misma materia que los sueños" (W. Shakespeare).
En la antigüedad se pensaba que los sueños eran mensajes de los dioses que debían ser interpretados y atendidos. Estos mensajes de los dioses eran descifrados por sacerdotes y oráculos. Heráclito de Éfeso describe posteriormente las diferencias entre quienes están despiertos, con sus individualidades distintas pero comunicables, mientras que los que duermen, se dirigen a un viaje, en solitario, a un mundo propio que tiene una vinculación directa con el Unus Mundus. Homero plantea que los sueños son expresiones del Daimon: El destino individual... tanto como espíritu del mundo que guía a los hombres... Así pues, se va desarrollando la concepción de que mientras dormimos y soñamos viajamos en solitario. Esa experiencia implica, afecta y abarca la totalidad de nuestra existencia y sólo tenemos conciencia de ese viaje solitario al despertar. Mientras soñamos no existe posibilidad alguna de relacionarnos con los otros. Tal vez eso exactamente sea morir. Un viaje solitario exento de interlocutor.
Como dijo Hamlet: "¡Morir..., dormir, no más!... ¡Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne! ¡He aquí un término devotamente apetecible! ¡Morir,... dormir! ¡Dormir!... ¡Tal vez soñar! ¡Sí, ahí está el problema! ¡Porque es forzoso que nos detenga el considerar qué sueños pueden sobrevenir en aquel sueño de la muerte, cuando hayamos liberado del torbellino de la vida! ¡He aquí la reflexión que da existencia tan larga al infortunio!... La muerte, aquel país que todavía está por descubrirse, país de cuya lóbrega frontera ningún viajero regresó, perturba la voluntad, y a todos nos decide a soportar los males que sabemos, más bien que ir a buscar lo que ignoramos. Así, ¡Oh, conciencia!!".
 
Morfeo (máscara de cuero) del artista sevillano Enrique Moreno
   


 http://eltallerflotante.blogspot.com.es

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