martes, 4 de octubre de 2011

Ejercicio Terapéutico II

La sabiduría tolteca, originaria del sur de México y compuesta por conocimientos milenarios conducidos hasta nosotros por "los naguales"; nos regala el siguiente ejercicio que he modificado ligeramente y me gustaría compartir con vosotros:

"Tómate unos instantes para cerrar los ojos, abrir tu corazón y sentir todo el amor que emana de él. Repite mis palabras en tu mente y en tu corazón, sintiendo una conexión de amor muy fuerte (...).
Dirige tu atención a tus pulmones como si sólo existiesen ellos. Cuando tus pulmones se expandan, siente el placer de satisfacer la mayor necesidad del cuerpo: Respirar.
Haz una inspiración profunda y siente el aire a medida que va entrando en tus pulmones. Siente que no es otra cosa que amor. Descubre la conexión que existe entre el aire y los pulmones, una conexión de amor. LLena tus pulmones de aire hasta que tu cuerpo tenga la necesidad de expulsarlo. Y entonces, espira y siente de nuevo el placer, porque siempre que satisfacemos una necesidad del cuerpo sentimos placer. Es lo único que necesitamos para sentirnos siempre felices, para disfrutar de la vida. Estar vivos es suficiente. Siente el placer de estar vivo, el placer del sentimiento del amor...
Imagina ahora una llama que crece en tu corazón y se convierte en un gran fuego que no quema, sino que purifica todo lo que toca. Este fuego toca todas las células de tu cuerpo y ellas te entregan su amor. Te vuelves uno con tu cuerpo y tu amor crece todavía más. El fuego toca todas las emociones de tu mente, que se transforman en una amor fuerte e intenso. Y te amas a tí mismo con un amor absoluto e incondicional.
Pero el fuego continúa ardiendo y sientes la necesidad de compartir tu amor. Entonces decides poner un poco de él en cada árbol, y los árboles te aman, haciéndote uno con ellos. Pero tu amor no se detiene, crece todavía más. Así que pones un poco de él en cada flor, en la hierba y en la tierra, y ellas te aman y se unen a tí y tú a ellas. Y tu amor continúa creciendo cada vez más para amar a todos los animales del mundo. Ellos responden a él y os convertís en uno. Pero tu amor sigue creciendo más y más... Por lo que pones un poco de tu amor en cada cristal, en cada piedra, en el polvo y en los metales, y te aman y te haces uno con la tierra. Y entonces, decides poner tu amor en el agua, en los océanos, en los ríos, en la lluvia y en la nieve, y te aman y te conviertes en uno junto a ellos. Y tu amor sigue creciendo todavía más y más. Y decides entregar tu amor al viento, al aire. Siente una fuerte comunicación con la tierra, con el viento, con los océanos, con la naturaleza, y tu amor crece más y más. Así que vuelves la cabeza al cielo, al sol y las estrellas y pones un poco de tu amor en cada estrella, y tu amor sigue creciendo más y más. Y pones un poco de tu amor en cada ser humano y te vuelves uno con toda la humanidad. Dondequiera que vas, con quienquiera que te encuentres, mírate en sus ojos, porque eres parte de todo, porque amas... Ahora puedes  abrir tus ojos y dar gracias por tanto amor."

Este ejercicio y otros muchos los podéis encontrar en: "Los cuatro acuerdos. Un libro de sabiduría tolteca" Dr. Miguel Ruíz. Edic. Urano. 1998.

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